La verdad, no sé como empezar esta entrada del blog. Normalmente no tengo dificultad en ponerme a escribir, pero es que lo de esta última salida, me ha superado. De verdad, por lo menos para mí, ha sido la poya. Ha tenido de todo: pateo largo y duro, sobada al raso en una noche cojonuda y por último, haciendo cumbre en el techo de Ávila, que ya empieza a considerarse de "alta montaña", todo eso sumando que el tramo final es casi de escalada. ¿Se puede pedir más?... yo creo que no... y como la ocasión lo merece, me permito el privilegio de poner algunas fotos en tamaño grande.
...Hombre, seguro que algo más seguro que se puede pedir, pero estaréis conmigo, en que ha estado muy bien. Para empezar, algo que para algunos es importante, a las 11:00 en el curro, es decir, sin madrugar y ya impacientes por montarnos en los coches y tirar para Ávila, últimos retoques en las mochilas (que algunas parecían que eran para irse un mes) y en unos minutos camino de Ávila y con los Walkis del Jon, en contacto un coche con el otro y de paso unas risas... la cara de los Guardias Civiles que nos pararon en el peaje, era para verla, cuando les dijimos que eramos policías "¿todos?" jajaja.
Pues eso, que sobre las 14:00 estábamos en Hoyos del Espino, pedazo de pueblo... y encima en fiestas, nosotros que empezamos a escuchar a la banda municipal y pensando, verás ahora, va a aparecer todo el pueblo detrás de la banda, en plan procesión y cuando gira la esquina,vemos que son cuatro "mataos", con cuatro instrumentos, que cualquier "hombre orquesta" tendría más.
Pues nos disponemos a comer una comida poco copiosa, que luego hay que andar... joder... hamburguesas con patatas, chuletas con patatas, filetes con patatas... café y copa... poco copiosas si señor... sobre todo el largo, que le falto comerse a la camarera... después de eso, a buscar pan por todo el pueblo y sobre las 16:00, decidimos tirar por la carretera que lleva a la Plataforma de Gredos y descansar junto a una fuente, para reposar la comida, que falta hacía y luego más tarde, tirar para arriba.
Como he dicho anteriormente, el camino subía y subía y con 20 kilitos a la espalda, un camino, que nos habríamos devorado sin problemas, esta vez, tuvimos que ceñirnos a las marcas de tiempo que vienen reseñadas en todas las guías. Además, las piedras que en ocasiones eran bastante grandes, tampoco hacían muy cómodo el caminar y como no podía ser de otra manera, y en todas las rutas sucede, pues alguien se tenía que caer y quien mejor que yo en primera persona, para contar el talegazo que me pegué... madre mía, el caso es que tampoco fue para tanto, porque solo fue un tropezón, pero los 20 kg. de mi espalda, me cambiaron el centro de gravedad y ya fue imposible remontar, así que ¡Plas!, ostión y herida en el codo... pero joder, así tengo una marca de guerra ¿no?.
Bueno antes de llegar a la zona conocida como los Barrerones, a 2.170 m., que es dónde termina la subida y comienza el descenso a la Laguna Grande, nos encontramos la fuente de los Cavadores, donde descansamos un poquito, nos refrescamos un poquito y seguimos la ascensión, que ya quedaban pocos metros, para la zona antes mencionada y desde un cartel, nos explicó lo que teníamos ante nosotros, con el Almanzor presidiéndolo todo. He de comentaros, que desde este punto, se comienza la ascensión a otro de los picos más altos de la Sierra de Gredos y que además ya fue fruto de un intento fallido de este grupo de montañeros, el Morezón con sus 2.365 metros de altura.
Bueno, que sobre las 19:00 más o menos, porque la verdad no miré el reloj, y tras haber sorteado la laguna, que por cierto, me llamó mucho la atención una especie de cordino, que a modo de "via ferrata" esta situada en la pared que la rodea, para sortearla cuando el nivel del agua está más alto (prometido volver para comprobarlo), nos plantamos en el refugio Elola. Lo primero es lo primero ¿dónde están los baños?, jejeje no, fuera de coña, nos cambiamos un poco de la ropita sudada, las chanclitas de las que avisé en la anterior entrada y ya más cómodos, a decidir dónde pasábamos la noche... la verdad, no sé de quien salió la idea, pero el caso es que yo creo que fue unanimidad. ¡Ibamos a pasar la noche fuera!... cojonudo, para mí el retorno a la sierra, para muchos su primera vez, pero para todos, la mejor manera de pasar la noche en la montaña es hacer vivac, de eso no hay duda y si encima la noche se presenta tan despejada como esa, mucho mejor... joder, si hasta disfrutamos de varias estrellas fugaces.
La noche... que decir, pues lo normal sería no decir mucho, salvo que estuvimos durmiendo, pero que vá... bueno algunos sí, Juanmi y María, que cayeron al poco de apoyar la cabeza en el saco, aunque Juanmi sólo duró la mitad de la noche... yo no sé si fue el té, pero el caso es que yo particularmente me levanté a mear un par de veces y me consta que no fuí el único... eso sin contar, que ya no respetamos ni a nuestras dos acompañantes femeninas, vaya ristra de pedos... joder, vaya cerdos... y yo mucho acusar al largo de roncar y según dicen era para oirme, aunque os aseguró que el largo también roncó. Pero lo peor lo pasaron, Jorgito, que se va a acordar del saco que le dejé y que yo lo usaba cuando tenía 10 años, y Lucas y Maribel con el saco de "papel de fumar", que no tenían más ropa que echarse por encima, pobrecillos, si el Lucas durmió hasta con gorra. Menos mal que Juanmi vigilaba, que en una de esas que el Jorge me despertó diciendo: ¿estás dormido?, le ví que parecía que estaba de vigilante apoyado en un árbol, claro que en ese momento, no sabía yo, lo mal que lo estaba pasando...
... y es que despues de desayunar un cafelito calentito en el refu, que de eso si que no nos podíamos privar, cuando estábamos preparando las mochilitas y ver que hacíamos con todo el material que se quedaba, Juanmi anunció, que él se quedaba. Por lo visto, el pobre, se había pasado medianoche voomitando y visitando al señor Roca, que en este caso era una roca de verdad. Si es que ya se lo decimos nosotros, eso de no pedir nunca café ni nada en los bares cuando hacemos "colombia", pues no puede ser bueno, al estómago hay que curtirlo y acostumbrarlo, que luego a la mínima, te pega el viaje. Pues un poco apenados por la reciente baja, seguimos ultimando los detalles y al poco nos pusimos en marcha. El camino, aunque no está muy marcado, no tiene perdida, ya que desde un principio, se tiene como punto de referencia el canchal, por el que se tiene que ascender hacía el Almanzor. Aunque si que es verdad que hay multitud de variantes para acceder hasta este, lo normal es que se haga por el sendero conocido como "senda de la Hoya Antón" y que nosotros, no seguimos al dedillo, es nuestra pequeña parte de perdida, que tiene que haber en toda ruta y que luego os explicaré porqué, aunque como he dicho antes, no llegó a ser una perdida al uso, porque cualquier camino llevaba al canchal.
Según ascendiamos por este camino y con el sol asomando por nuestro flanco izquierdo, éste se iba haciendo más empinado y más empedrado. La verdad es que en ocasiones y ya casi desde el principio, había que ayudarse de las manos para avanzar. En este tramo lo bonito era que uno no se podía perder y cada uno de nosotros ascendía por donde mejor le parecía, unos preferían buscar las piedras más pequeñas, otros buscaban la sombra y todos teniendo como referencia hitos que había colocados por todo el canchal y que, como he dicho antes, sólo sirven para saber que sigues bien, porque cualquier modo de avanzar era bueno.
La última parte de ascensión discurre por su cara Sur-Oeste, al llegar a la Portilla del Crampón, se observa perfectamente la otra vertiente y se nos muestra una formación en forma de cuerno, que no en vano, se denomina el Cuerno del Almanzor. Desde este punto, empieza una pequeña trepada, que no es aconsejable a personas que sufran con las alturas y que para dejar aún más abierto el debate que tuvimos sobre las graduaciones de las vías de escalada, muchas páginas webs, lo catalogan entre un II y un III, dependiendo de las variantes, que hay muchas y las condiciones.
Fue justo en este punto, cuando nos cruzamos con un niño, que, con sólo seis años, desendía de la cumbre con su padre de la cumbre y que, debates sobre la salubridad o no para el niño, coincidiremos en que este niño, con 15 años está yendo a por ochomiles, porque como nos dijo el padre con tres añitos se calzó Peñalara, ahí es nada. Bueno pues después de esta última trepada, yo elegí con el Jon, una variante a la izquierda, que me dejó en un peñón y desde donde saque las mejores fotos de la cumbre, sobre todo en las que mejor se observa lo "aereo" de ésta. He de decir, para no faltar a la verdad, que el primero que hizo cumbre y para eso hay fotos, que así lo atestiguan, fue el máquina del largo, que levantó el puño, cual Rocky Balboa despues de subir las escaleras. jejeje
En la cumbre, un tentempié, un poquito de vino, que no falte, un piti del Jon y las fotos de rigor, en total una media hora y para abajo, que ya llegaban los otros dos y querían su trocito de cumbre jejeje. El descenso, quizás más peligroso que la ascensión, de hecho, hay varias chapas, en las que te puedes asegurar y montar un rappel, aunque normalmente esto se suele hacer en invierno. Después de pasar los últimos tramos más complicados, cada uno se buscó sus piedras y poquito a poco, sobre todo el largo, que el pobre con sus rodillas y su tobillo medio fastidiado, se lo tomó con mucha paciencia, pero di que sí, que no hay prisa y lo primero la salud. Hicimos un pequeño tentempié, que fue más que nada para reagruparnos, porque desde el Jon, que iba el primero, al Largo, podía haber facilmente un kilómetro.
Después de este tentempié, volvimos a tirar y el máquina del Jon, volvió a ponerse en cabeza y de repente, jorgito y yo, empezamos a escuchar los gritos característicos de disfrute del Jon, y tras pasar unas rocas, le vemos en gayumbos, bañándose en una poza, de agua cristalina, helada pero cristalina y claro, ni el Jorge ni yo, íbamos a dejar pasar una oportunidad así, pantalones y camisetas fuera y al agua, que joder, como estaba... helada. Poco a poco nos fuimos agrupando junto a esta poza, denominada Poza Esmeralda y apareció hasta el Juanmi, que nos había estado observando con los prismáticos y que el pobre, estaba ya aburrido de dar vueltas alrededor del Refugio. Y aquí es dónde retomo con lo de habernos perdido anteriormente, porque a la ida, lo normal, es que nos hubiésemos cruzado con esta poza, y sin embargo no vimos nada más que un charco lleno de mierda. Ah!, que se me olvidaba, bajando de la cumbre, Maribel, seguro que en una de sus escapadas a mear, que madre mía parecía un caño roto, se encontró con un nevero, si señor, un nevero en pleno mes de septiembre, que ha aguantado todo el verano.
Bueno, después del bañito, que quien más quien menos, disfrutó al menos remojándose los pies, nos pusimos en marcha y en pocos minutos estábamos en el Refugio. Una vez aquí, volvimos a comer, que la subidita había hecho hambre, tortillita, filetitos, sandwiches y vino, en fin un banquete, nos gastamos lo poco que nos quedaba de fondo, en unas latitas de refresco y enseguida a prepararnos, que aunque quedaba poco, ya nos había avisado Jon, que las otras veces que había venido, era lo que más pesado se hacía. Y vaya si se hizo pesado, por lo menos a mí y doy fé de que al Lucas también. La subida hasta los barrerones, a pesar de que en el camino de ida parecía que no era tanto lo que bajamos, se hizo muy larga, sumado además la paliza de subida al Almanzor y los 20 Kg. a la espalda, pues os podéis hacer una idea... hasta los cojones.
Bueno, que no voy a estropear lo bonito de la ruta, con un poco de sufrimiento por estos kilómetros, inevitables por otro lado. Decir que a eso de las 17:00 nos plantamos en la plataforma, nos aseamos con unas toallitas jajaja y nos pusimos camino de Madrid, que algunos, teníamos que cumplir con nuestras familias con el fin de evitar el divorcio.
PD: hay que repetir salidas como esta, ya sabeis que debido a mis obligaciones paternales, no voy a poder escaparme durante un tiempo, así que espero que alguien recoja el testigo y mueva un poco las saliditas a la sierra y que este grupo no decaiga, además sabeis que en la medida de lo posible, hare lo que pueda por ayudar. Un saludo y... nos vemos en la cumbre.